La risa del rey


El rey Duregar era famoso por ser todo un cascarrabias. Se decía que nunca reía, que nunca sonreía o era amable, quienes le conocían desde su juventud, sabían que no siempre había sido así.
Hubo un tiempo en el que fue alegre y risueño. Pero todo había cambiado años atrás al fallecer su esposa de forma prematura.

Hacía tiempo ya que su hija tenía edad de casarse, pero el rey rechazaba a todos los pretendientes, los nobles del reino estaban realmente preocupados porque el rey era ya un hombre de edad avanzada y la continuidad del reino corría peligro si no se buscaba pronto un heredero.

Así pues, uno de los nobles más cercanos al rey, su antiguo amigo y consejero le hizo una propuesta.

-Majestad, creo que ya va siendo hora de que alguien despose a vuestra hija.

-No hay nadie lo suficiente bueno para ella y tú lo sabes, los pocos buenos hombres de este reino
están casados ya y son muy viejos, la joven nobleza no vale para nada, son una panda de lamebotas inútiles.

-Os propongo un trato, si algún hombre consigue que riais de forma sincera, desposará a la princesa.

El rey compuso una media sonrisa que era poco más que una mueca y aceptó la propuesta diciendo que aquello era del todo imposible.

Se corrió la voz de que el rey ofrecía la mano de la princesa a quien consiguiera hacerle reír, el castillo pronto se lleno de acróbatas, bufones, malabaristas y demás sujetos de similar condición en busca de la mano de la princesa, venían de todos los rincones del reino, de los países fronterizos o incluso de mucho, mucho más lejos.

Pero ninguno conseguía hacer reír al monarca y este cada vez estaba más molesto y hastiado con las bromas y espectáculos con los que intentaban sacarle una sonrisa. Estaba ya a punto de mandarlos colgar a todos y hasta su consejero, aquel que propusiera aquella medida y que sí había reído con alguno de los espectáculos empezaba a pensar que quizás aquello había sido una idea nefasta.

Mas, justo entonces, llegó hasta el rey el último de la fila de pretendientes, era un joven de aproximadamente la edad de la princesa. Vestido todo de harapos.

-Esto ya es el colmo, cómo habéis dejado entrar aquí a éste pordiosero, está claro que no es un cómico ni nada parecido.

Sin embargo, antes de que pudieran sujetarlo los guardias se acercó al rey y le susurró algo al oído. El monarca le miró con incredulidad. Entonces el joven se despojó de sus harapos y el rey comenzó a reír de forma escandalosa, se rio durante largos minutos, tal vez horas y todos los presentes rieron con él, pues era largo el tiempo que esperaban que algo así sucediese. Resultaba que aquel joven, no era ningún vagabundo, sino el futuro rey del país vecino.

Al día siguiente se ofició la boda entre éste y la princesa, fue el día más feliz que el reino recordaba en mucho, mucho tiempo. Y el rey no dejó de sonreír hasta el fin de sus días.

Comentarios

  1. Hola Godric,
    vaya con el Rey, solo le hizo reír la codicia de ver a su niña casada con otro Rey.
    ¡Ay! Lo que seremos capaces de hacer por el futuro de nuestros hijos. 😂😂😂
    Muchas gracias por tu historia y por tu participación en el VadeReto.
    Son momentos difíciles para escribir y me ha gustado mucho el enfoque que le has dado al reto.
    Un Abrazo.

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  2. Corto pero intenso. Buen corto señor mío

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