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Mostrando entradas de marzo, 2020

La bailarina de sueños

Ya había llegado la noche del solsticio de invierno y como cada año a Katia le tocaba cumplir una tarea trascendental, alimentar los buenos sueños de los humanos, especialmente los de los más pequeños, tal era el cometido de éste hada del invierno. Así pues, empezó el ritual que llevaba realizando siglos, abrió un pequeño cofre que siempre llevaba consigo y extrajo su mágica tiara de oro blanco y diamantes que aumentaba su influencia sobre los humanos hasta niveles insospechados. Se la colocó sobre sus blancos y bellos cabellos. Conectó los auriculares a su teléfono móvil, se los puso,le dio al play y comenzó a danzar, al son de la música en aquella noche estrellada. Lo único que había cambiado en todos aquellos siglos, era la música utilizada que dependía de la época en la que se encontrara, desde los años 50 la canción escogida era "Jingle Bell Rock", en alguna de sus múltiples versiones en función de la década. Mientras danzaba, los mortales comenzaban a soñar, bajo la

Un incendio psicodélico

Oscar tenía claro que aquella iba a ser una gran noche aunque los inútiles de sus amigos le hubieran dejado plantado, otra vez. Así que había quedado con Chuso, el camello del barrio para que le diese una buena dosis de dietilamida de ácido lisérgico, más conocida popularmente como LSD. En apariencia, no era nada llamativo, tenía un aspecto hasta inocente, un pequeño trozo de papel con el rostro de Pikachu, pero como él bien sabía , solo con ponérselo un rato sobre la lengua empezaría a sufrir alucinaciones, entre otros posibles efectos, algunos de los cuales prefería obviar. Caminó hacia el sofá, pisando en el trayecto fragmentos de cristal, procedentes de alguna botella rota, de las tantas que había dispersas por el mugriento suelo. Por enésima vez pensó que debía dar una buena limpieza a todo eso, pero no sería ese día. Se dejó caer sobre el sofá a peso muerto y los muelles de este chirriaron con un horrible quejido, como quejándose. Algo inusual dado que apenas pesaba cincuenta