La bailarina de sueños

Ya había llegado la noche del solsticio de invierno y como cada año a Katia le tocaba cumplir una tarea trascendental, alimentar los buenos sueños de los humanos, especialmente los de los más pequeños, tal era el cometido de éste hada del invierno.
Así pues, empezó el ritual que llevaba realizando siglos, abrió un pequeño cofre que siempre llevaba consigo y extrajo su mágica tiara de oro blanco y diamantes que aumentaba su influencia sobre los humanos hasta niveles insospechados. Se la colocó sobre sus blancos y bellos cabellos.
Conectó los auriculares a su teléfono móvil, se los puso,le dio al play y comenzó a danzar, al son de la música en aquella noche estrellada.
Lo único que había cambiado en todos aquellos siglos, era la música utilizada que dependía de la época en la que se encontrara, desde los años 50 la canción escogida era "Jingle Bell Rock", en alguna de sus múltiples versiones en función de la década.
Mientras danzaba, los mortales comenzaban a soñar, bajo la influencia de su danza, en Arizona un niño soñaba que su padre volvía de su misión en el Líbano, en París un joven estudiante soñaba que se reunía con su amada a la que hacía meses que no veía, en Madrid un anciano soñaba que su esposa aún seguía viva.
Todos estos sueños se caracterizaban por tener un enorme realismo.
El niño de Arizona casi podía sentir como su padre le abrazaba, el joven estudiante casi podía sentir como los labios de su amada rozaban los suyos y el anciano sentía que danzaba en los brazos de su difunta esposa.
Tal era la magia de la danza de Katia, tal había sido a lo largo de los siglos y tal sería mucho tiempo después.
La danza se prolongaba durante algo más de una semana y bajo su efecto los corazones de los seres humanos se llenaban de sueños y de dicha.

Comentarios

  1. Precioso relato, Godric o Mario (no sé si es correcto).
    Creo que en estos momentos necesitaríamos mucho a Katia para que nos aclara los sueños y sobre todo las esperanzas.
    Muchas gracias por tu participación en el VadeReto.
    Un abrazo.

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