Aquel bello amanecer

Aquel bello amanecer


-¿No es precioso?-dijo ella, cogiéndome de la mano- El Sol abriéndose paso entre las nubes, tiñéndolo todo de ese bello tono anaranjado. La extensa pradera, salpicada por árboles y arbustos aquí y allá. Este gran árbol aquí junto al banco. Qué bella vista.
Qué momento para estar vivos. Qué paraje para recrearse durante horas aquí sentados y nada más.
¿Y éste camino adoquinado? ¿A dónde ha de llevar? Quién sabe las aventuras que nos podría brindar.

Yo mientras tanto, contemplaba su rostro. Su mirada iluminada con un brillo intenso, su amplia sonrisa, la devoción con la que hablaba.
Aquellos ojos almendrados que me habían robado el corazón, aquellos labios que despertaban el fuego de mi interior.
La rodeé con mis brazos y la acerqué a mí.

Ella me miró algo confundida. Como si acabara de despertar de algún hechizo. Acaricié tiernamente su rostro, ese bello rostro angelical.

-Sí-dije- éste es en éstos momentos el lugar más hermoso del mundo.

-¿En éstos momentos?-preguntó ella confundida, mirándome sin comprender.

-Sí, en éstos momentos-dije abrazándola con fuerza y acercando mis labios a su oído susurré- porque tú estás aquí.

Ella me miró, su rostro estaba todo enrojecido.

-Eres idiota-dijo. Y dulcemente nuestros labios se fundieron en un beso.

Comentarios

  1. Cómo dices en el comentario de mi blog es breve... ¡pero intenso!
    A veces, no es necesario escribir demasiado para expresar mucho y tú lo has conseguido.
    Hay tanto escrito entrelíneas. Describes perfectamente lo que es el amor.
    Enhorabuena, Mario, y muchas gracias por tu participación.

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